Sobre la situación de miles de personas en movilidad entrando por el Darién

Según datos oficiales, hasta el 30 de septiembre habían ingresado por la selva del Darién cerca de 151,572 personas migrantes, en su mayoría de nacionalidad venezolana. Víctimas de coyotes, de bandas de delincuentes, ellos y ellas huyen de las violencias estructurales que les expulsan y que hacen del derecho a migrar no una opción sino una necesidad.

Vemos con preocupación que, según los datos de organismos nacionales e internacionales, los números de ingresos al país por esta peligrosa ruta superan las 2,000 personas diarias desbordando la capacidad de respuesta de las Estaciones de Recepción Migratoria y obligando a muchos a salir de las mismas y caminar hacia la capital. En su ruta, muchos han encontrado la acogida solidaria de la comunidad de El Zapallal a partir de los esfuerzos de la Iglesia Católica local. Sin embargo, esta respuesta extraordinaria también es insuficiente e insostenible a largo plazo ya que no cuenta con la infraestructura ni los recursos mínimos.

Reconocemos el esfuerzo del gobierno, los organismos internacionales y comunidad de El Zapallal por responder a un drama humano que golpea nuestra conciencia y exige una respuesta solidaria a nivel regional. Pero creemos también que la respuesta no puede ser únicamente paliativa sino que debe apuntar a deconstruir las estructuras de muerte que obligan a millones de seres humanos a huir de sus países buscando un futuro mejor, arriesgando sus vidas y muchas veces las de sus seres queridos. No podemos olvidar tampoco a las comunidades y grupos que en Chiriquí aúnan esfuerzos por responder también a esta realidad.

Hacemos un llamado al gobierno nacional a redoblar esfuerzos para encontrar una solución sostenible y conjunta con los demás países de la región. Les exhortamos a agotar los canales disponibles de manera que podamos enfrentar este drama en sinergia con todos los actores sociales necesarios y de cara a una intervención humanitaria, tanto en las comunidades de acogida como con las personas en movilidad forzada. Hemos de promover que la opción por migrar sea fruto de una decisión informada y no producto desesperado de la necesidad.

Como organizaciones basadas en la fe cristiana y organismos de la sociedad civil, hemos respondido y nos ponemos a disposición desde nuestros límites, teniendo en consideración las palabras del Papa Francisco: “Más allá de los aspectos políticos y jurídicos de las situaciones irregulares, nunca debemos perder de vista el rostro humano de la migración y el hecho de que, por encima de las divisiones geográficas de las fronteras, formamos parte de una única familia humana.”

Panamá 7 de octubre de 2022


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